viernes, 30 de octubre de 2009

SE BUSCA

Los chicos que leen mi blog cada semana me han confesado que extrañan a un personaje, dicen que no es lo mismo si no hablo de él, que la página se ve incompleta si no lo nombro de vez en cuando, es que ya se habían acostumbrado a reírse de él (que no es lo mismo que reírse con él), me refiero a mi entrañable amigo Javier.

Pero no es que haya hecho caso a sus amenazas de muerte, producto de tanta burla a la que fue sometido en estos meses, tampoco es que haya dejado de hacer tonterías (dios no lo quiera), porque estoy seguro que las hace donde quiera que ande, sino que Javicho ha decidido tener perfil bajo y mantenerse en la clandestinidad, nadie sabe nada de él, nadie lo ha visto (y creo que tampoco lo quieren ver). Parece que mi queridísimo amigo se ha propuesto desaparecer para de una vez por todas joderme el blog.

Los que lo conocen me han pedido que si no lo veo, que cuente anécdotas suyas, con su inigualable sello de torpeza, “cuenta la vez en que se tropezó con su propio pie y termino en el hospital” me dijo alguien, “creo que la vez en que perdió su vuelo a España porque se equivoco de mes es muy buena” me dijo otra persona, “deberías contar aquella ocasión en que lo invitaron a una fiesta en el Fitos y se llevo el chasco de su vida” me dijo uno de los mas crueles, fueron muchas las propuestas pero no acepte, no quise hacer leña del árbol caído, además, siento que la anécdota más graciosa de Javier aun no ha sucedido, pienso que todavía vendrán historias más graciosas, que a este chico nunca se le va a acabar la gasolina. Por eso he preferido esperar hasta que nuestro "heroe" haga su aparición.

Pero yo tengo un blog que mantener, así que voy a disfrazarme de detective, preguntare en todas las calles, todos los bares, todas las discotecas, todos los “table dances”( o "sol la barra" como decimos aqui), hasta dar con mi amigo. Y cuando lo encuentre, no me despegare de él, hasta exprimirlo en historias risibles y hasta ridículas con tal de cumplir mi cometido. Así que ya sabes Javicho…no podrás esconderte para siempre.

martes, 27 de octubre de 2009

EL LOBITO UN FRAUDE ??


Cuando hable de la noche anterior, parece que herí algunas susceptibilidades sin querer queriendo, los correos no pararon de llegar, algunos medio ofendidos, alegando que esa noche quede en pie por ser el último en llegar a la reunión, otros más radicales me criticaron por beber con principiantes, que así cualquiera sale triunfador. Es que en el barrio tenemos un ranking de los más borrachos, y aquellos chicos no figuran entre los “top ten”, eso es muy cierto, aquel día no éramos los mas borrachos del barrio, ni estábamos haciendo una competencia, solo estábamos celebrando el cumpleaños de un amigo. Yo soy del barrio de Los Robles, una calle pequeña pero histórica, de donde si creciste ahí tienes que ser dos cosas obligadamente: infiel y alcohólico. Pero cada cien años nace una oveja negra que no encaja, y ese es nuestro buen amigo Javier, él no es ninguna de las dos cosas, es por eso que hemos tratado por todos los medios de buscarle otra calle donde pueda vivir, aunque su padre fue más drástico, y cansado de sus estupideces tuvo que enviarlo a España (“y que se jodan los españoles” dicen que dijo), en fin.

Pero si hablamos de borrachos de verdad, el ranking principal lo encabezan dos pesos pesados, dos leyendas vivas (aunque nadie sabe como siguen vivas con tanto alcohol), dos seres fuera de este mundo; ellos son “el cholito” Alex y Luchito Huamán. Si no has bebido con ellos entonces aun no eres un borracho respetable, ellos son como nuestra graduación, nuestra verdadera certificación de calidad. Yo he bebido con ambos diablillos y tengo que reconocerlo, me sentí parte de la realeza, fue como jugar un partido de futbol con Pele y Maradona, todo un honor compartir copas con esas criaturas del señor. Fue por eso que al decirme que “ya estaba viejo”, despertó una furia en mí que no pude controlar. Yo no soy un gran bebedor, puede que alguna vez lo fui, tengo mi cartón de titulación firmado por Alex y Luchito, así que no me pueden venir con cuentos. Reaccione como todo borracho que se respete hubiera hecho, y ahora que mis galones hayan sido puestos en tela de juicio, surgió una solución a tanta polémica.

Mi amigo Benito que no tiene pelos en la lengua (porque será?) propuso una revancha, ha pedido que todos los que estuvieron en esa reunión se hagan presentes, invitando también a quienes los criticaron de principiantes, para que esa noche se sepa quién es quién, así de una vez por todas se termine tanta critica. Yo soy un lobito feroz, un ser nocturno, amante de las copas, las madrugadas y las chicas malas. He aceptado el reto porque la honra de un borracho es lo primero que hay que salvar, es la ley de la selva. Así que el barrio de Los Robles será testigo de un duelo que se grabara en los anales de la historia, la noche en que el lobito feroz demostrara que no es ningún fraude… seguiremos informando.

lunes, 19 de octubre de 2009

BEBEDOR NOCTURNO


Era domingo y tuve que trabajar, es que después de la gran vida que me di con mi tangamandapiana, mis bolsillos sufrieron una crisis de grandes escalas. Había que hacer horas extras para pagar mis cuentas, pero ya andaba más tranquilo, nadie me iba a quitar lo que viví las semanas anteriores. Entre al MSN un rato para encontrar con quien charlar, es una buena forma de hacer pasar las horas en un trabajo que no te provoca diversión los domingos, es el día mas aburrido que hay para trabajar, así que había que hacer de tripas corazón y buscar distracción en el internet.

Llego la hora de cerrar y marcharse a descansar a la casa, estando en mi habitación me puse a ver el resumen del futbol de la semana, estaba lloviendo muy fuerte allá afuera, el frio era desgarrador, a los veinte minutos me quede dormido como un roble, andaba muy cansado. Siendo las doce de la noche me despierta el timbre de mi celular, era mi amigo Fabián que me preguntaba que andaba haciendo, “estoy durmiendo pues imbécil” le dije muy molesto, me increpó que porque duermo tan temprano, “acaso te estás haciendo viejo?” me pregunto en tono provocador, le conté que estoy muy cansado porque trabaje todo el día, le colgué y seguí durmiendo.

Media hora después otra vez el celular me despierta, era mi amigo Benito, “Oye lobito, hoy es cumpleaños del loco Cristian, tienes que venir para tomarnos unos tragos con él”, le dije que no me joda la vida, que el cumpleaños de mi amigo Cristian era al día siguiente, que no podía ir porque estoy cansado y además es muy tarde para salir de mi cama, “Te estás haciendo viejo, tú no eras así” me dijo en tono burlón y a la vez de desilusión. No me importó, yo tenía mucho sueño, solo quería dormir, además, estaba soñando con mi tangamandapiana, así que me volví a quedar dormido al instante.

Otra media hora después vuelve a despertarme el celular, “Lobito, soy Cristian y estoy celebrando mi cumpleaños, quiero que vengas o acaso ya no te importan los amigos?”, el loco Cristian es uno de mis mejores amigos de la infancia, siempre es un gusto encontrárselo y nunca te vas sin antes haberte reído a mares con él. Pero yo seguía cansado, en realidad fue un día muy duro, me disculpe y le dije que no podía ir, aunque su casa solo esté a siete calles de la mía, “Entonces es verdad, creo que ya estas viejo para estas cosas” me dijo como resignado a que su amigo ya no es lo que solía ser. Colgué el celular y me eche a dormir.

Pero lo curioso es que ya no pude dormir, será cierto lo que me decían mis amigos? que estoy perdiendo mi semblante de lobito feroz, de alma perdida condenada a perecer en el purgatorio?. No podía ser posible que haya renunciado a mi naturaleza, tal vez andar de enamorado con mi tangamandapiana me haya humanizado un poco, pero hace falta mucho más para que este ser de la noche renuncie a todas sus indecencias. Tome mi ropa, me puse los zapatos, me puse una gorra para la lluvia, fui en busca del tequila que me había quedado del regalo de mi amada y salir por la puerta de la sala sin que nadie se diera cuenta, “Ahora sabrán lo que es bueno, han despertado al monstruo” me dije como lanzando una maldición.

Llegue cuando menos me esperaban, dejando boquiabiertos a todos en la reunión, creían haber visto a un fantasma, pero mi mirada lo decía todo, esto no se acaba hasta que se acaba. Hubo mucha cerveza, música a todo volumen, ponían canciones del recuerdo, hubo temas de nuestro gran “zambo” Cavero que había fallecido hace poco, hubo de todo como en feria, las copas iban aumentando de volumen, hubo bromas pesadas, recuerdos de la infancia, añoranzas a los amigos que ya no están, confesiones personales que solo ahí se quedaran, éramos cuatro amigos de siempre, cómplices de mil batallas y mataperradas, tipos rudos que aprendieron a vivir como solo se aprende a vivir en ese lugar, a duros golpes, para entender que la vida es un conjunto de muchas cosas, buenas y malas, pero siempre es importante seguir.

Pero la noche aun no terminaba, faltaba cumplir mi promesa, así que el primero en caer rendido fue el dueño del cumpleaños. El loco Cristian se encerró en su cuarto y puso el seguro para no salir más, nuestros intentos por sacarlo de ahí fueron en vano, el segundo en irse fue Benito, se le nublaron los sentidos así que decidió que era mejor irse a dormir a su casa, quedaba solo Fabián, le di de probar mi tequila y se asusto tanto con la rudeza del trago que se rindió y prefirió irse a su cama. Así que, con ya todos mis amigos durmiendo, cogí mi botella de Tequilita, salí en silencio de la casa de mi amigo. Mientras caminaba las siete calles a mi casa, solté una sonrisa demoniaca, mire hacia atrás y mis ojos empezaban a brillar, “Viejo los cerros, este lobito aun tiene para rato” pronuncie mientras le daba un beso a mi botellita y segui mi camino bajo la salvaje lluvia de la noche.

Y EL LOBITO LLEGO A MACHU PICCHU


Y llego el día mas importante, el motivo por lo cual todo estábamos aquí, bajo el cielo maravilloso de Cuzco, era el momento por el cual todo mortal desea vivir: estar frente a una maravilla del mundo como Machu Picchu. Yo era el más feliz de todos, pero no por estar a punto de conocer este lugar, sino porque la noche anterior, mi tangamandapiana y yo tuvimos un cuerpo a cuerpo fenomenal, fue una lucha sin cuartel y sin tregua, bajo las sabanas de aquel hotel en Aguascalientes, nos dimos lo mejor que teníamos guardado, sacamos nuestras mejores armas y llegamos a caer rendidos ante los pies de Morfeo.
Eran las siete de la mañana y subimos al tren que nos llevaría a las ruinas incaicas, fue un viaje muy largo, como haciendo que la espera sea más inquietante, pero después de muchos paisajes hermosos, varias miradas procaces con mi tangamandapiana, gritos de turistas locos que soltaban carcajadas a diestra y siniestra (vaya a saber dios porque motivo tan ridículo) y quejas mías sobre lo incomodo que son los asientos de ese tren tan caro para los peruanos, al fin llegamos a la parada final, a lo lejos había un letrero muy grande que decía: “Bienvenidos a Machu Picchu”.
Nos recibió un guía llamado Jorge, pero todos lo llamaban “gato viejo”, eso es lo que más disfruto de mi país, nunca nos llamamos por nuestro nombre, nuestros padres se la pasan nueve meses enteros queriéndonos buscar el nombre perfecto, para que al final nos llamen dependiendo de la forma nuestra nariz, cejas, ojos o algún defecto prominente. Pero en fin, siguiendo con mi travesía, el guía nos dio las indicaciones pertinentes, nos dijo la ruta que debemos seguir, avisando que habiendo personas mayores presente, haría lo posible porque la caminata no sea muy dura.
Aquí viene lo peor del asunto, fuimos subiendo tan alto que mis piernas empezaron a flaquearse, comencé a sentir los efectos de la altura, estábamos a más de tres mil metros sobre el nivel del mar y mi corazón parecía estar a punto de reventar. Recordé que hace unos días me había visto al espejo, mirando toda mi humanidad supe que no iba a llegar en mi mejor forma a Cuzco, maldije la comida chatarra que había devorado en todo el año, las siestas después de comer, las noches de insomnio y alcohol en casa de mi buen amigo Osquítar, maldije todo lo que pudo haber contribuido a que yo tenga ese cuerpo adiposo, blando, carente de todo musculo que pueda resistir tamaña aventura en los andes. A todo eso, había que agregar que la noche anterior lo había dejado todo con mi tangamandapiana (o lo poco que me quedaba), entonces no se podía esperar mucho de mí al día siguiente.
Pero ya estábamos en Machu Picchu, las ruinas mas asombrosas de Sudamérica, así que lo menos que podía hacer, es no dejar un lobito muerto en sus faldas. Eche un último aliento, lo juro por dios, apreté los dientes, sacudí las piernas y retome el camino junto a todo mi grupo hasta llegar a la meta final, por fin había llegado al punto principal de las ruinas, donde el guía muy bien llamado “gato viejo” dio por terminado el tour, oyendo esto, todo mi cuerpo de desplomo en el pasto verde, sentí que me desmayaba, mis ojos se estaban nublando, pero lo poco que podía ver fue una total humillación para mí. Estos ojitos que un día se han de comer los gusanos, vieron como paso caminando muy cerca mío, una mexicana de sesenta y cinco años (quizas la misma de Ica y Arequipa) con una mochila más grande que la que yo tenía en la espalda, llena de energía, alegría y vitalidad, todo aquello que me hacía falta ese día. Aquella tarde quise dejar el alcohol y el buen comer apenas llegase a Lima, pero sacando la calculadora, poniendo las cosas en una balanza, opte por el camino más simple… mejor ya no ir a lugares tan altos.

UN LOBITO FEROZ EN CUZCO

Y por fin llegamos a Cuzco, el viaje duro nueves horas pero valió la pena, llegamos a donde todo el mundo desea llegar, el ombligo del mundo, pero a la vez el lugar más caro de mi país. No pude creer que un plato de comida cueste lo mismo de lo que gasto un fin de semana con los amigos, es un asalto a mano armada, sin contar que cada tres pasos que dábamos aparecía un idiota para ofrecernos diversos paquetes turísticos o uno que decía sospechar que mi tangamandapiana no era de este país, “Ud. no es peruana, por la forma de hablar pienso que es de Tangamandapio” le decían muy gentiles (todo eso debido a que la gente del Cuzco anda muy educada en ese aspecto, tiene el don de saber tu nacionalidad con solo oírte hablar), esto con la clara intención de vendernos chucherías a precios exorbitantes, un loquerio total. De todas formas ya estaba en Cuzco, así que había que disfrutarlo.

Paseamos por la Plaza de Armas, nos sentamos en la pileta para ver la aglomeración de gente que suele caer a ese lugar un día de semana, era impresionante el número de personas que llega a Cuzco un miércoles por la mañana. Las iglesias eran la gran atracción, yo no soy un tipo creyente, incluso ya había hecho un trato con el de arriba para que no se meta en mis asuntos y así yo no le quitaba mas feligresas (me pareció lo más justo, dada la crisis de fe en estos últimos años), pero tenía que fingir un poco, para que mi tangamandapiana se sienta a gusto al ver tamaña belleza de arquitectura en esos templos, toda una maravilla.

Cayendo la noche, salimos a un bar y nos tomamos un pisco sour para calentar la sangre, oímos música andina, deambulamos por los jirones escondidos, nos sentamos en la banca de algún parque. Luego volvimos al hotel, donde con la ayuda de los Apus (dioses andinos) teníamos que descargar nuestras energías bajo las sabanas de nuestra cama de dos plazas. No quiero dar más detalles, solo puedo decir que cuando dios y el diablo crearon el amor y el sexo respectivamente… no tenían ni la más remota idea de lo que sucedería al juntarse ambas cosas.

viernes, 16 de octubre de 2009

UN LOBITO SUELTO EN AREQUIPA


El bus llego a las siete de la mañana a Arequipa, no hacía mucho frio como imagine, incluso el calor era parecido al de Ica, nos hospedamos en un hotel de cincuenta dólares la noche, pero con la clara idea de no pasar la noche ahí (plop), es que ya teníamos planeado viajar a Cusco ese mismo día.

Paseamos por las calles de Arequipa, almorzamos la mejor comida que la ciudad puede ofrecer, visitamos las plazas, los mercados y las tiendas de artesania. Pero yo no estaba a gusto, me sentía como si me hubiesen cambiado de hábitat. Yo era un lobito acostumbrado a caminar de noche y sentir todas las sensaciones que la luna puede provocar en nuestra especie, pero aquel día me sentí como Santa Claus en fiestas patrias. No acostumbro salir bajo el sol, eso se lo dejo a los simples mortales, pero si había que salir entonces me tendría que aclimatar al día. Me puse una camiseta de manga larga que me cubría hasta las manos, una gorra negra que me protegía del sol y unas gafas que no dejaban ver mis ojos hinchados por no haber dormido. Cubierto hasta las uñas, buscando las sombras donde poder caminar, sentía que estaba listo para sobrevivir al dia caluroso y cruel que azotaba Arequipa.

Pero me sentí un inútil, un adefesio de la moda, un desquiciado y paranoico de los rayos ultravioleta, cuando frente a mi pasaba una señora de sesenta y cinco años de lo más normal, con sus brazos descubiertos, libres para el sol, sin sombrero ni nada que se le parezca para cubrirse del calor sofocante. Aquella señora no era peruana, pero se mostraba más valiente que yo para enfrentar el clima asfixiante que suele mostrar los días. Me dio mucha vergüenza ser quien soy, no sabía que ser un animal diurno era tan difícil. Regrese al hotel desmoralizado, con el orgullo por los suelos, maldiciendo mi naturaleza, pero el lamento no duro mucho. Llegaron las siete de la noche, la hora en que los demonios deambulan por las calles del planeta, la hora de las almas condenadas al averno. Entonces pude salir con los ojos brillosos, mirando la luna que se ponía más grande desde esa parte del mundo, agitando los brazos volvía a ser yo, una criatura de la noche, un animal nocturno… un lobito feroz.

UN LOBITO EN LAS DUNAS DE ICA


Llegando a las calurosas tierras de Ica, lo único que quería era dormir todo el día. Eran las tres de la mañana y buscamos un hotel cerca de la Laguna de la Huacachina, era un lugar muy bello, tenía un restaurante muy cómodo, una vista esplendida de las dunas que rodeaban la laguna, una alberca donde después del mediodía todas las chicas hospedadas salían a tomar el sol y un bar que abriría después de las siete de la noche, para todos los adictos al alcohol y la música puedan hacer de las suyas.

Mi tangamandapiana, apenas salió el imponente sol, pidió un paseo por los desiertos en un coche especial, donde también haríamos SANDBOARD (un deporte que consiste en deslizarse sobre las dunas más altas, solamente parado en una tabla, que tendríamos que maniobrar para no reventarnos sobre la arena). Yo soy un lobito feroz, pero aun así no me gusta correr muchos riesgos, el riesgo más peligroso que suelo evitar es no acostarme con la mujer de un policía o un vigilante, ni nadie que suela tener una arma de fuego en la última gaveta de su escritorio. Todo lo demás me daba fatiga, no soy de correr riesgos a plena luz del día, así que quise persuadirla para que no se exponga a hacer maniobras donde exponga su integridad, “las maniobras peligrosas hagámoslas en la cama” le dije en tono pícaro y soltándole una mirada pervertida, ella sonrió me tomo de la mano y me dijo: “conmigo perderás el miedo, mira que solo se vive una vez”. No quedaba más remedio, este lobito iba a sacrificar su vida en un lugar que no le parecía digno para su tumba (hubiese preferido arriesgar mi vida entre sabanas, como le había propuesto a mi amada).

El coche estaba esperando en la puerta del hotel, nos saluda el chofer, que se llama José pero que todos llaman “Sonrisas”, sin imaginarme porque tenía ese apelativo tan burlón. Subieron al coche dos mexicanos, tres suizos, un peruano y una tangamandapiana de pura cepa. El chofer advierte que debemos ajustarnos los cinturones mientras arranca de prisa rumbo a las arenas del desierto. Estando ya sobre la colina más alta, “Sonrisas” pisa el acelerador y empieza el viaje. No podía creer cuan peligroso podría ser una salida al mediodía, el coche iba tan de prisa que mi estomago sentía como chocaban mis intestinos, los suizos pedían más velocidad, las mexicanas pedían más velocidad, incluso una mujer de sesenta y cinco años que estaba un asiento delante mío pedía más velocidad, yo solo deseaba que el paseo termine, quería lanzar gritos de desesperación, pero no quise parecer un cobarde, no frente a una mujer de sesenta y cinco, además, mis gritos se verían opacadas por las carcajadas que lanzaba “Sonrisas” que estaba en su máximo éxtasis (nunca vi un tipo tan feliz haciendo su trabajo). El coche se estaciono en medio del desierto para los respectivos saltos en tabla, nos dieron las indicaciones necesarias para no morir en la caída, pero como soy tan distraído no prestaba atención, solo pensaba donde quería que se entierren mis restos, en el cementerio desconsolado de Ica, en el panteón más barato de Lima o en las tierras hospitalarias de Tangamandapio.

No podía esperar más, si había que arriesgar el pellejo, hay que hacerlo de la forma más valiente posible, en silencio y mirando hacia el frente. Le eche un poco de cera a mi tabla, pise fuerte la arena caliente, le implore a mi rodilla lastimada en la secundaria que por favor no me vaya a fallar en este momento tan crucial, medí la altura de la bajada y solté una grosería al viento. Luego respire hondo y me lancé. Mientras iba sin frenos por la arena, toda mi vida pasó frente a mis ojos, lo curioso es que más me pareció una película pornográfica que una vida real, no podía ser posible que mientras mi vida estaba a punto de terminar, yo aun siga pensando en sexo, gajes del oficio pensé. Al final la caida no fue para lamentar, pero mil veces prefiero acostarme con la mujer de un policia, palabra de lobito.

UN JUEGO INOCENTE


Esta tarde mi querida amiga Noelia me paso un juego para responder algunas preguntas osadas sobre mi intimidad, siempre me gustaron que me interrogen sobre cosas sucias, mi mente cochina suele disfrutar cuando alguien desea saber mis aventuras "culinarias".

Pero nunca me gusto interactuar con los otros blogers, he sido muy flojo para esas cosas, sera por eso que este humilde blog cada vez es menos leido, asi que tengo que hacer lo posible por sacarlo a flote.

Tratare de ser lo mas sincero, aunque se enojen ciertas personas, aunque ellas saben que no soy perfecto, que un lobito como yo nunca puede mentir y decir la verdad en este mundo suele ser el peor de los defectos. Veamos como nos va. aqui estan mis respuestas.



1.- Cuéntanos una fantasía y con quién lo realizarías.


Con una novia y su mejor amiga, ya andamos en conversaciones para que se me cumpla jajaja.


2.- Cuéntanos una situación comprometida, divertida, que te avergonzara.


Bueno, cuando fui a la fiesta en casa de una amante, me hice pasar por el primo de esta, para que el marido no sospeche y me meta un balazo (recuerdo que deje escrito testamento antes de ir a esa fiesta jeje).


3.- Un amor prohibido con detalles escabrosos.


Un amor que no era amor, fue con la novia de mi amigo, recuerdo que lo haciamos frente a su casa donde él vivia, porque no habia dinero para pagar un hotel.


4.- Cómo sería tu amante perfecto/a.


Que le guste probar de todo, y que comprenda que no todas las batallas se pueden ganar je je.


5.- Confiésanos tus zonas erógenas.


Vientre, piernas, cuello... pero cuando ando de caceria, con solo tocarme erupciono :D


6.- Qué te resulta más sensual de tu amante..


Sus senos meneandose ante mis ojos, su boca lanzando gestos de placer.



7.- Una canción para hacer el amor.


Kenny G - Havanna esa cancion casi te dice en que momento ir suave y cuando pisar el acelerador, hay que escucharla.


8.- Un lugar para hacer el amor.


Con los años me he vuelto mas haragan y simple, con una cama me basta y sobra.


9.- ¿Alguna comida o bebida afrodisíaca?


Vino y chocolate.


10.- ¿Con qué blogger tendrías un affair.


Con la vampirita, esa mujer me tiene unas ganas que me produce escalofrios jajaja


Ahora a pasar el juego !!! :D

















jueves, 8 de octubre de 2009

UN LOBITO DOMESTICADO


Y por fin llego mi tangamandapiana, fue una mañana de octubre que piso suelo peruano y me dio un gran abrazo, de esos que un lobito como yo, no anda muy acostumbrado. Me propuso llevarme a pasear por Ica, Arequipa y el infaltable Cuzco, asi podrian cumplir su meta, pisar el suelo frio e historico de Machu Picchu.


Habia que alistar maletas, no podia faltar los accesorios que urgen en viajes como este. Asi que la noche anterior me fui a la farmacia con mi amigo Cesar a comprar lo que me haria falta, la lista ya estaba hecho, mi bolsa de primeras necesidades consistia en una caja de condones con espuelas, otra con retardantes y otras de cortesia (de las que la hermana de Cesar promociona en su trabajo), unos lubricantes, un anillo vibrador, unas peliculas XXX y dos viagras para que la noche no pueda fallar. Quise comprarme unos lentes infrarrojos por si le gustaba hacerlo con la luz apagada, pero pense que luego pensaria que soy un degenerado (y creo que aún no es tiempo de mostrar ciertas taras o defectos), en fin.


Subimos al bus un domingo por la noche, llegamos a Ica en la madrugada del lunes y nos hospedamos en un hotel con piscina, a primera hora salimos hacia los desiertos de la laguna de Huacachina. Lo peor del dia fue que al lanzarnos de la cima de una loma, mi tangamandapiana sufrió un accidente que le dejó inflamada toda la pierna derecha, a lo que se le agrega todos los moretones que adornaban su cuerpo, le dolia hasta cuando pronunciaba su nombre, eso era una mala señal, el peor de los pronosticos estaba por darse unas horas despues: "No iba a haber sexo por varios dias".


No soy un tipo paciente, no me soporto ni a mi mismo y a veces hasta llego a odiarme cuando me veo en el espejo. Pero aquella noche cuando pude verla tan triste, tan asustada y tan moradita producto de los golpes, me detuve a recostarme sobre sus piernas, le dije que todo iba a estar bien, que esas cosas suceden, mientras escondia la bolsa de la farmacia que contenia mis implementos de "primera necesidad", le dije que la queria, como solo puede querer un lobito feroz, con lo poco que le queda en el corazón.